Pareciera que son ellas las que
me están dando la bienvenida a México. Fran y Fab, integrantes del grupo Random
Recipe, entran y me saludan con efusivos abrazos y hasta dobles besos, uno en
cada mejilla. Fab luce como una gitana moderna, con brillantes aretes y
anillos, lleva el pelo rapado a los lados y unos rizos trigueños se abultan en
la parte superior de su cabeza. La Fran, como le dice Fab, viste ropas holgadas
y de tan rubia parece tener brillo propio.
Me piden que platiquemos afuera,
que hace un día increíble pues en su natal Canadá escasea el sol, su luz y su
calor. Mientras Fab acomoda dos largos bancos de metal en el jardín de la
delegación de su natal Quebec en nuestro país, me dice que llegaron hace un par
de días a nuestro país y que una torrencial lluvia con granizo incluido las
recibió. Les explico que la primavera mexicana obliga a salir con paraguas y
lentes oscuros.
Venía preparado para
entrevistarlas en inglés, y hasta a aventurarme con mi torpe francés, pero
hablan perfecto español. En sus discos anteriores se les puede escuchar rapear
y cantar en inglés, francés, italiano y español, pero este último en particular
les resulta casi natural, apenas si se percibe un acento en sus palabras. El
sol nos tiende un cálido abrigo y la primera pregunta que suelto es acerca de
los tonos tropicales y latinos que resaltan en su nuevo disco.
Fran: Distractions (2018) es más
vibrante, orgánico y hasta caliente, tenemos percusiones y texturas. Nos
sentimos muy bien con el resultado porque fue muy difícil hacer este álbum,
tres veces tuvimos que empezar de nuevo.
Fab: Es que antes teníamos otra
formación, empezamos cuatro y luego del segundo álbum se salió el guitarrista.
Las dos estábamos escuchando entre hip hop, trip hop y lo que tocamos era muy
diferente de lo que escuchábamos. Nos gustaba mucho Portishead, con todos sus
arreglos súper complejos, también todo lo que hacía Snoop Dogg con el hip hop
de la costa oeste. Y no estábamos haciendo lo que escuchábamos en nuestra
cabeza.
Con el segundo álbum, el
guitarrista, que él hacía los arreglos, empezó a introducir los teclados, pero
faltaban las percusiones y teníamos que pensar en los conciertos. Entonces, en
el tercero, por el hecho de que él no estaba en el grupo, regresamos a la combinación
de tres integrantes y a la manera en que escribíamos las canciones al
principio.
Yo siempre había tenido ganas de
hacer algo con reggaetón y no fue sino hasta este disco que logramos hacerlo
con ANXT en la que lo mezclamos con un poco de pop a la Anderson .Paak, que no
es el pop convencional.
Fran: Era muy importante para
nosotras tener canciones que fueran divertidas en vivo, porque el disco
anterior era muy bueno en estudio, pero en concierto era más electrónico y se
sentía más pesado cada vez. El mes pasado estuvimos en Italia para hacer 28
conciertos seguidos y creía que iba a estar cansada y que no lo iba a querer
hacer más. Pero no, queríamos seguir. La manager estaba pensando también que no
íbamos a poder, pero nosotras le dijimos que nos diera unos días de descanso y
que podíamos seguir. Cuando las canciones te apoyan, es mucho más fácil hacer
presentaciones.
Asegura que una de las partes más
complicadas en este proceso fue el elegir con quién habrían de trabajar para
conseguir el sonido deseado. La combinación ganadora fue la dupla que hicieron
los productores Philippe Brault y Marie-Hélène L. Delorme, mejor conocida como
Foxtrott. Con el primero trabajaron sus discos anteriores y tomó toda la
experiencia que las artistas han adquirido en una década de carrera, mientras
que la segunda supo descifrar hacia dónde quieren ir en los años venideros.
Fab: En el ciclo del primer álbum
era complicado porque no teníamos la experiencia, luego en el segundo había más
integrantes y a pesar de que las canciones eran buenas no eran tan fáciles de
digerir, no eran pop. Por eso este es el mejor porque es una mezcla de todo lo
que ya hicimos pasados por diez años de experiencia.
Fran: Después de diez años te
preguntas qué quieres hacer, qué quieres decir y cómo. Nos planteamos dejar la
música, permitir el paso a los más jóvenes y dedicarnos a otra cosa. Pero
decidimos seguir adelante con el grupo con la idea de que, si íbamos a hacer un
tercer disco tenía que ser muy, muy bueno. Tenemos presente la idea de que si
en pleno 2018, cuando hay tanto ruido y tanta oferta, haces un disco es porque
tienes algo que decir.
Ambas son entusiastas de viajar.
Aunque tienen un genuino amor a la música, pareciera una excusa para poder
hacer las maletas cada vez que pueden y dejar atrás uno de los países más
cómodos para vivir como lo es Canadá.
Fab: Lo que pasa es que, en
Montreal, a pesar de que el gobierno da mucha facilidad para salir, es una realidad
que no todos lo quieren hacer. Nosotros además de hacer música, nos encontramos
viajando o hablando de los lugares a los que ya fuimos. Nosotras hablamos
español por interés, lo mismo que con el italiano. Pocos artistas salen de
Canadá y si lo hacen es a Francia por la facilidad del lenguaje, no tienen esa
curiosidad por lo desconocido.
Antes no querían que viniéramos
de gira por Latinoamérica porque nos decían que no había mercado acá, o que no
era importante para un grupo como el nuestro. Tonterías. Claro que podríamos
hacer más plata si saliéramos de gira por la provincia de Quebec y Francia,
pero sería aburrido para nosotras.
Ese tipo de cosas te hace pensar
por qué haces música, qué quieres hacer como músico. Sigue existiendo la
posibilidad de hacer música para que una gran compañía la compre. Pero desde
hace diez años sabíamos que íbamos a irnos por el camino menos sencillo, pero
más feliz.
Fran: Para nosotros lo que es
bueno es cuando ves que tu música funciona en Brasil y en Francia, pues son dos
culturas diferentes. Creo que tampoco habríamos hecho Distractions sin las dos
vueltas que dimos por Chile, Brasil, Panamá, Colombia y México. Para ustedes
puede no ser perceptible porque siempre escuchan música de acá, pero para los
periodistas de Montreal es una novedad escuchar esa influencia latinoamericana.
Por eso hacer conciertos en otras
partes del mundo y conocer a otros artistas te da inspiración y te saca de la
impresión de que grupos van a existir sólo por tres años. En Montreal somos un
grupo viejo con una década de trayectoria porque no muchos grupos rebasan esa
frontera. Las raperas jóvenes se acercan a nosotras para pedirnos consejos y
nos hacen sentir como las abuelas o las jefas; pero cuando vamos a Milán
rejuvenecemos de nuevo porque ahí no nos conocen.
Durante el último año hicimos
muchos conciertos en provincias donde no nos conocían y nos llegaban a ver con
ojos grandes de sorpresa, me hizo sentir como en el 2007, cuando empezamos. Es
bueno para el ego, pero también para la inspiración.
Días antes de esta plática,
representantes de Canadá, Estados Unidos y México se reunieron para continuar
la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la noche
previa los que eran entonces aspirantes a la Presidencia trataron de debatir
sobre este país frente al mundo, sin muchos resultados rescatables. Es por ello
por lo que les plantee que son las artes, la música, la danza, la pintura, la
fotografía y la gastronomía, las que fungen como embajadoras entre los países.
Un puente invisible que sale de las manos de la gente que se cree importante.
¿Cómo se sienten de ser
embajadoras de Montreal?
Fran: Es como un sueño, pero
también viene con una gran responsabilidad, por eso me intereso en la cultura
de un país, en su comida y en el idioma. La gente se pregunta siempre por qué
hablamos italiano o español, y yo quiero que entiendan que en Montreal sentimos
un respeto por el lugar al que vamos. Sabemos que somos un país imperialista
porque somos hermanos menores de Estados Unidos y por eso es importante que las
artes contradigan las acciones intervencionistas de nuestra cultura. Estoy
orgullosa de mi ciudad, de su mentalidad abierta, pero la responsabilidad es
grandísima, por eso también el trato con nuestros fans es cordial.
Fab: La mayoría de la gente
acepta que sus artistas toquen y regresen a su camerino. Nosotras salimos a
charlar con ellos, a vender la merch y organizamos un after party. Esa imagen
como de super estrellas está cambiando por las redes sociales y los artistas se
muestran cada vez más como humanos.
Les comparto mi idea de que hay
que cambiar el concepto de éxito en el plano musical porque persiste el
pensamiento de que ser exitosos es vender millones de discos y llenar estadios.
Y, me parece, nuestras generaciones lo han hecho bastante bien porque se han
ido adaptando a otros paradigmas.
Fran: Sí, porque, a mi manera de
ver el éxito, los artistas que lo han conseguido son los que han sabido
adaptarse a los cambios manteniéndose fieles a su esencia.
Fab: A mí me da un poco de
tristeza cuando veo a Drake y a The Weeknd, porque nunca había estado así en el
mapa Canadá y no están diciendo nada relevante. En América Latina hay gente que
aún en el escenario más grande ha tratado de impulsar un cambio en el mundo. En
Canadá nadie se quiere arriesgar a cambiar las cosas.
Fran: La industria está cambiando
también, porque antes toda la gente escuchaba lo que la radio o MTV mostraban.
Pero hoy la gente escucha de todo, hay una fragmentación de la cultura. Ser
artista en este tiempo significa que sólo vas a escuchar y a hacer una pequeña
parte. Creo que nos tenemos que humanizar para evitar hasta tragedias. Entonces
sí, mi papel es como embajadora, pero poniendo a la gente en contacto entre sí.
Fab: Siempre es importante tener
en mente y regresar a las metas primarias: el querer viajar y tocar en grandes
estadios lo mismo que foros pequeños, pero también hay que hacerlo de forma
reflexiva porque no es sencillo.
Fran: Hay gente que nos dice en
ocasiones que deberíamos de ser más famosas o presentarnos en lugares más
grandes, pero no queremos presentarnos en un estadio con 25 mil personas que no
vamos a llegar a conocer. Al menos yo no lo quiero. Sólo quiero viajar, tocar y
ser feliz. Si se presenta un festival igual lo disfrutamos porque no es algo
que hagamos todos los días.
Fab: También agradecemos la
trayectoria hasta ahora porque no todas las mujeres pueden hacer algo así, de
repente aparece la presión social por la edad. No está bien visto que una mujer
se pare en un escenario y se aloque, eso no pasa sin que la tachen de drogada.
La mayoría de las mujeres de las que hablan los medios tienen entre 18 y 25
años, a esa edad uno puede tener mucho que decir, pero ahora me siento más
pertinente en mi manera de ver el mundo. Hay una voracidad por la juventud.
Es mucha presión para una mujer
que además quiere tener hijos porque tiene que tomar tantos meses de descanso
previo y posterior. Tenemos una amiga que seguía en el escenario hasta el
octavo mes, muy punk. Lo puedes hacer, pero la industria sigue siendo hecha por
hombres para hombres.
El tiempo se ha ido en un
parpadeo y tenemos que cortar la entrevista. Ellas y yo nos lamentamos de tener
que parar en ese momento. Entonces me aventuro a pedirles una continuación de
la charla, al día siguiente, luego de su presentación en el Bajo Circuito.
Acceden gustosas. Cedo los últimos minutos al fotógrafo y se une a la sesión
Liu-Kong, el baterista. Ellos eligen los lugares de los que se puede disponer
en ese jardín y posan como los Beastie Boys. Se cruzan de brazos, se ponen en
cuclillas y levantan la barbilla. Click.
La tarde del día siguiente tiene
otro semblante, uno grisáceo, y corre el aire arrancando las hojas de los
árboles. Va a llover. Fab no oculta su asombro al verme llegar, me abraza y
repetimos los besos en cada mejilla. Han
bebido casi toda la tarde pues la comida lo ameritaba. Saca su celular y me
enseña fotos de lo que les sirvieron: chiles rellenos de tamal, pescado con
flor de calabaza y demás platillos de fonda gourmet. Bebieron Margaritas,
cervezas y mezcales. Pronto llega la Fran, me da una palmada en la espalda y
también me abraza.
Me adelanto y tomo un lugar
frente al escenario. No se llena el venue, pero eso no representa ningún
obstáculo. Empiezan a pasearse entre el público mientras Fran rapea y Fab hace
beat box, se encargan de ver a todos los presentes a los ojos como para crear
una conexión.
Les estorban los cables de los
micrófonos, inclusive la guitarra. Ambas bailan y de vez en cuando el foro
vibra por el paso de un gran camión, pero bien parece contagiado por los ritmos
caribeños y tropicales de las canadienses; no así los presentes en el público,
muchos son de la comunidad francófona de Montreal y se mueven poco: no saben a
bien cómo traducir corporalmente lo que están escuchando. Afuera llueve,
adentro se suda.
Termina el show en no más de una
hora y se dan el tiempo de beber un poco más, comer un churro, una gordita de
requesón y platicar con los fieles fans que las fueron a ver. Toman aire y
reanudamos la entrevista.
Esta es su tercera vez en nuestro
país como grupo, pero las dos han venido como entusiastas de la cultura
mexicana y en cada visita procuran echar un vistazo a alguna propuesta musical.
Es entonces que sale el nombre de Rosa Pistola, pues ambas gustan genuinamente
del reggaetón y Rosa es una de las exponentes más grandes del género en los
bares de Ciudad de México. Hace algunos años, platican, conocieron a la DJ y
visitaron su tienda de ropa en donde se hicieron de un par de playeras que se
calzaron para verla días más tarde. Coinciden en que es una mujer fuerte y que
está haciendo cosas importantes.
Poco a poco caen los prejuicios,
los que se posaban sobre nuestro país y sobre la música en Latinoamérica.
Fran: Pero eso ha pasado porque
la gente acá se atreve más a hacer las cosas, hay gente en nuestro país que
conserva una imagen muy equivocada del sur del continente. El baterista, por
ejemplo, tenía miedo de venir a México. Ayer ya empezó a ver que era diferente.
La gente no conoce, siguen pensando que todo acá es picante, mariachi y Cielito
Lindo. Lo mismo pasa en Chile, donde están creciendo en música electrónica con
Mrs. Garrison por ejemplo. Cuando llevo a mis amigos una nueva propuesta se
sorprenden de que sea en español “y eso qué importa”, les contesto, el idioma
nada más es una textura, otro instrumento.
Casi no hay prensa ni cultura de
importación de propuestas en Montreal, porque somos una comunidad bastante
pequeña, lamenta Fabrizia aunque, en contraste, su localidad goza de buena
salud en cuanto a músicos, productores y venues para conciertos.
Fran: Tenemos una gran suerte de
vivir allá porque todos los días hay un festival, ya sea de música de comida o
de algo cultural. Siempre está pasando algo y también es una ciudad bilingüe,
entre inglés y francés, hay barrios en los que se habla ambos idiomas y se
empieza a diversificar la forma de pensar. De ahí salieron grupos como Arcade
Fire. Cada 5 o 6 años una nueva parte de la ciudad se empieza a desarrollar
musicalmente. Al principio era más en el oeste de la ciudad cuando creció el
house y el indie. Ahora se ha desarrollado el rap, el metal y la electrónica.
Esto se debe a la década de los
setenta, cuando se dio el movimiento separatista de Quebec pues ellos creían
que para diferenciarse tenían que dar mayor importancia a las artes y dar el
ejemplo de lo que era la cultura. Por eso el gobierno te da plata con facilidad
para que te vayas a dar la vuelta por el mundo o para hacer un festival. Por
eso hay muchos artistas en Montreal o americanos que se mudan para allá.
Hoy esa “tradición” ya no tiene
que ver con la independencia que se buscaba, pero se quedó muy arraigado el
impulso a la cultura. Por eso en Quebec hay tantos artistas, no sólo músicos
sino también bailarines o pintores.
Es hora de despedirnos de nuevo.
Piden una ronda de mezcal y brindamos: por su show, por la charla, por la
comida, por las mujeres y por la música. En la calle se siente una brisa suave
y en la garganta la tibieza del shot.
Para 8106
No hay comentarios:
Publicar un comentario