jueves, 5 de julio de 2018

El lado tropical de Montreal: entrevista con Random Recipe


Pareciera que son ellas las que me están dando la bienvenida a México. Fran y Fab, integrantes del grupo Random Recipe, entran y me saludan con efusivos abrazos y hasta dobles besos, uno en cada mejilla. Fab luce como una gitana moderna, con brillantes aretes y anillos, lleva el pelo rapado a los lados y unos rizos trigueños se abultan en la parte superior de su cabeza. La Fran, como le dice Fab, viste ropas holgadas y de tan rubia parece tener brillo propio.

Me piden que platiquemos afuera, que hace un día increíble pues en su natal Canadá escasea el sol, su luz y su calor. Mientras Fab acomoda dos largos bancos de metal en el jardín de la delegación de su natal Quebec en nuestro país, me dice que llegaron hace un par de días a nuestro país y que una torrencial lluvia con granizo incluido las recibió. Les explico que la primavera mexicana obliga a salir con paraguas y lentes oscuros.

Venía preparado para entrevistarlas en inglés, y hasta a aventurarme con mi torpe francés, pero hablan perfecto español. En sus discos anteriores se les puede escuchar rapear y cantar en inglés, francés, italiano y español, pero este último en particular les resulta casi natural, apenas si se percibe un acento en sus palabras. El sol nos tiende un cálido abrigo y la primera pregunta que suelto es acerca de los tonos tropicales y latinos que resaltan en su nuevo disco.

Fran: Distractions (2018) es más vibrante, orgánico y hasta caliente, tenemos percusiones y texturas. Nos sentimos muy bien con el resultado porque fue muy difícil hacer este álbum, tres veces tuvimos que empezar de nuevo.

Fab: Es que antes teníamos otra formación, empezamos cuatro y luego del segundo álbum se salió el guitarrista. Las dos estábamos escuchando entre hip hop, trip hop y lo que tocamos era muy diferente de lo que escuchábamos. Nos gustaba mucho Portishead, con todos sus arreglos súper complejos, también todo lo que hacía Snoop Dogg con el hip hop de la costa oeste. Y no estábamos haciendo lo que escuchábamos en nuestra cabeza.

Con el segundo álbum, el guitarrista, que él hacía los arreglos, empezó a introducir los teclados, pero faltaban las percusiones y teníamos que pensar en los conciertos. Entonces, en el tercero, por el hecho de que él no estaba en el grupo, regresamos a la combinación de tres integrantes y a la manera en que escribíamos las canciones al principio.

Yo siempre había tenido ganas de hacer algo con reggaetón y no fue sino hasta este disco que logramos hacerlo con ANXT en la que lo mezclamos con un poco de pop a la Anderson .Paak, que no es el pop convencional.

Fran: Era muy importante para nosotras tener canciones que fueran divertidas en vivo, porque el disco anterior era muy bueno en estudio, pero en concierto era más electrónico y se sentía más pesado cada vez. El mes pasado estuvimos en Italia para hacer 28 conciertos seguidos y creía que iba a estar cansada y que no lo iba a querer hacer más. Pero no, queríamos seguir. La manager estaba pensando también que no íbamos a poder, pero nosotras le dijimos que nos diera unos días de descanso y que podíamos seguir. Cuando las canciones te apoyan, es mucho más fácil hacer presentaciones.

Asegura que una de las partes más complicadas en este proceso fue el elegir con quién habrían de trabajar para conseguir el sonido deseado. La combinación ganadora fue la dupla que hicieron los productores Philippe Brault y Marie-Hélène L. Delorme, mejor conocida como Foxtrott. Con el primero trabajaron sus discos anteriores y tomó toda la experiencia que las artistas han adquirido en una década de carrera, mientras que la segunda supo descifrar hacia dónde quieren ir en los años venideros.

Fab: En el ciclo del primer álbum era complicado porque no teníamos la experiencia, luego en el segundo había más integrantes y a pesar de que las canciones eran buenas no eran tan fáciles de digerir, no eran pop. Por eso este es el mejor porque es una mezcla de todo lo que ya hicimos pasados por diez años de experiencia.

Fran: Después de diez años te preguntas qué quieres hacer, qué quieres decir y cómo. Nos planteamos dejar la música, permitir el paso a los más jóvenes y dedicarnos a otra cosa. Pero decidimos seguir adelante con el grupo con la idea de que, si íbamos a hacer un tercer disco tenía que ser muy, muy bueno. Tenemos presente la idea de que si en pleno 2018, cuando hay tanto ruido y tanta oferta, haces un disco es porque tienes algo que decir.

Ambas son entusiastas de viajar. Aunque tienen un genuino amor a la música, pareciera una excusa para poder hacer las maletas cada vez que pueden y dejar atrás uno de los países más cómodos para vivir como lo es Canadá.

Fab: Lo que pasa es que, en Montreal, a pesar de que el gobierno da mucha facilidad para salir, es una realidad que no todos lo quieren hacer. Nosotros además de hacer música, nos encontramos viajando o hablando de los lugares a los que ya fuimos. Nosotras hablamos español por interés, lo mismo que con el italiano. Pocos artistas salen de Canadá y si lo hacen es a Francia por la facilidad del lenguaje, no tienen esa curiosidad por lo desconocido.

Antes no querían que viniéramos de gira por Latinoamérica porque nos decían que no había mercado acá, o que no era importante para un grupo como el nuestro. Tonterías. Claro que podríamos hacer más plata si saliéramos de gira por la provincia de Quebec y Francia, pero sería aburrido para nosotras.

Ese tipo de cosas te hace pensar por qué haces música, qué quieres hacer como músico. Sigue existiendo la posibilidad de hacer música para que una gran compañía la compre. Pero desde hace diez años sabíamos que íbamos a irnos por el camino menos sencillo, pero más feliz.

Fran: Para nosotros lo que es bueno es cuando ves que tu música funciona en Brasil y en Francia, pues son dos culturas diferentes. Creo que tampoco habríamos hecho Distractions sin las dos vueltas que dimos por Chile, Brasil, Panamá, Colombia y México. Para ustedes puede no ser perceptible porque siempre escuchan música de acá, pero para los periodistas de Montreal es una novedad escuchar esa influencia latinoamericana.

Por eso hacer conciertos en otras partes del mundo y conocer a otros artistas te da inspiración y te saca de la impresión de que grupos van a existir sólo por tres años. En Montreal somos un grupo viejo con una década de trayectoria porque no muchos grupos rebasan esa frontera. Las raperas jóvenes se acercan a nosotras para pedirnos consejos y nos hacen sentir como las abuelas o las jefas; pero cuando vamos a Milán rejuvenecemos de nuevo porque ahí no nos conocen.

Durante el último año hicimos muchos conciertos en provincias donde no nos conocían y nos llegaban a ver con ojos grandes de sorpresa, me hizo sentir como en el 2007, cuando empezamos. Es bueno para el ego, pero también para la inspiración.

Días antes de esta plática, representantes de Canadá, Estados Unidos y México se reunieron para continuar la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la noche previa los que eran entonces aspirantes a la Presidencia trataron de debatir sobre este país frente al mundo, sin muchos resultados rescatables. Es por ello por lo que les plantee que son las artes, la música, la danza, la pintura, la fotografía y la gastronomía, las que fungen como embajadoras entre los países. Un puente invisible que sale de las manos de la gente que se cree importante.

¿Cómo se sienten de ser embajadoras de Montreal?

Fran: Es como un sueño, pero también viene con una gran responsabilidad, por eso me intereso en la cultura de un país, en su comida y en el idioma. La gente se pregunta siempre por qué hablamos italiano o español, y yo quiero que entiendan que en Montreal sentimos un respeto por el lugar al que vamos. Sabemos que somos un país imperialista porque somos hermanos menores de Estados Unidos y por eso es importante que las artes contradigan las acciones intervencionistas de nuestra cultura. Estoy orgullosa de mi ciudad, de su mentalidad abierta, pero la responsabilidad es grandísima, por eso también el trato con nuestros fans es cordial.

Fab: La mayoría de la gente acepta que sus artistas toquen y regresen a su camerino. Nosotras salimos a charlar con ellos, a vender la merch y organizamos un after party. Esa imagen como de super estrellas está cambiando por las redes sociales y los artistas se muestran cada vez más como humanos.

Les comparto mi idea de que hay que cambiar el concepto de éxito en el plano musical porque persiste el pensamiento de que ser exitosos es vender millones de discos y llenar estadios. Y, me parece, nuestras generaciones lo han hecho bastante bien porque se han ido adaptando a otros paradigmas.

Fran: Sí, porque, a mi manera de ver el éxito, los artistas que lo han conseguido son los que han sabido adaptarse a los cambios manteniéndose fieles a su esencia.

Fab: A mí me da un poco de tristeza cuando veo a Drake y a The Weeknd, porque nunca había estado así en el mapa Canadá y no están diciendo nada relevante. En América Latina hay gente que aún en el escenario más grande ha tratado de impulsar un cambio en el mundo. En Canadá nadie se quiere arriesgar a cambiar las cosas.

Fran: La industria está cambiando también, porque antes toda la gente escuchaba lo que la radio o MTV mostraban. Pero hoy la gente escucha de todo, hay una fragmentación de la cultura. Ser artista en este tiempo significa que sólo vas a escuchar y a hacer una pequeña parte. Creo que nos tenemos que humanizar para evitar hasta tragedias. Entonces sí, mi papel es como embajadora, pero poniendo a la gente en contacto entre sí.

Fab: Siempre es importante tener en mente y regresar a las metas primarias: el querer viajar y tocar en grandes estadios lo mismo que foros pequeños, pero también hay que hacerlo de forma reflexiva porque no es sencillo.

Fran: Hay gente que nos dice en ocasiones que deberíamos de ser más famosas o presentarnos en lugares más grandes, pero no queremos presentarnos en un estadio con 25 mil personas que no vamos a llegar a conocer. Al menos yo no lo quiero. Sólo quiero viajar, tocar y ser feliz. Si se presenta un festival igual lo disfrutamos porque no es algo que hagamos todos los días.

Fab: También agradecemos la trayectoria hasta ahora porque no todas las mujeres pueden hacer algo así, de repente aparece la presión social por la edad. No está bien visto que una mujer se pare en un escenario y se aloque, eso no pasa sin que la tachen de drogada. La mayoría de las mujeres de las que hablan los medios tienen entre 18 y 25 años, a esa edad uno puede tener mucho que decir, pero ahora me siento más pertinente en mi manera de ver el mundo. Hay una voracidad por la juventud.

Es mucha presión para una mujer que además quiere tener hijos porque tiene que tomar tantos meses de descanso previo y posterior. Tenemos una amiga que seguía en el escenario hasta el octavo mes, muy punk. Lo puedes hacer, pero la industria sigue siendo hecha por hombres para hombres.

El tiempo se ha ido en un parpadeo y tenemos que cortar la entrevista. Ellas y yo nos lamentamos de tener que parar en ese momento. Entonces me aventuro a pedirles una continuación de la charla, al día siguiente, luego de su presentación en el Bajo Circuito. Acceden gustosas. Cedo los últimos minutos al fotógrafo y se une a la sesión Liu-Kong, el baterista. Ellos eligen los lugares de los que se puede disponer en ese jardín y posan como los Beastie Boys. Se cruzan de brazos, se ponen en cuclillas y levantan la barbilla. Click.

La tarde del día siguiente tiene otro semblante, uno grisáceo, y corre el aire arrancando las hojas de los árboles. Va a llover. Fab no oculta su asombro al verme llegar, me abraza y repetimos los besos en cada mejilla.  Han bebido casi toda la tarde pues la comida lo ameritaba. Saca su celular y me enseña fotos de lo que les sirvieron: chiles rellenos de tamal, pescado con flor de calabaza y demás platillos de fonda gourmet. Bebieron Margaritas, cervezas y mezcales. Pronto llega la Fran, me da una palmada en la espalda y también me abraza.

Me adelanto y tomo un lugar frente al escenario. No se llena el venue, pero eso no representa ningún obstáculo. Empiezan a pasearse entre el público mientras Fran rapea y Fab hace beat box, se encargan de ver a todos los presentes a los ojos como para crear una conexión.

Les estorban los cables de los micrófonos, inclusive la guitarra. Ambas bailan y de vez en cuando el foro vibra por el paso de un gran camión, pero bien parece contagiado por los ritmos caribeños y tropicales de las canadienses; no así los presentes en el público, muchos son de la comunidad francófona de Montreal y se mueven poco: no saben a bien cómo traducir corporalmente lo que están escuchando. Afuera llueve, adentro se suda.

Termina el show en no más de una hora y se dan el tiempo de beber un poco más, comer un churro, una gordita de requesón y platicar con los fieles fans que las fueron a ver. Toman aire y reanudamos la entrevista.

Esta es su tercera vez en nuestro país como grupo, pero las dos han venido como entusiastas de la cultura mexicana y en cada visita procuran echar un vistazo a alguna propuesta musical. Es entonces que sale el nombre de Rosa Pistola, pues ambas gustan genuinamente del reggaetón y Rosa es una de las exponentes más grandes del género en los bares de Ciudad de México. Hace algunos años, platican, conocieron a la DJ y visitaron su tienda de ropa en donde se hicieron de un par de playeras que se calzaron para verla días más tarde. Coinciden en que es una mujer fuerte y que está haciendo cosas importantes.

Poco a poco caen los prejuicios, los que se posaban sobre nuestro país y sobre la música en Latinoamérica.

Fran: Pero eso ha pasado porque la gente acá se atreve más a hacer las cosas, hay gente en nuestro país que conserva una imagen muy equivocada del sur del continente. El baterista, por ejemplo, tenía miedo de venir a México. Ayer ya empezó a ver que era diferente. La gente no conoce, siguen pensando que todo acá es picante, mariachi y Cielito Lindo. Lo mismo pasa en Chile, donde están creciendo en música electrónica con Mrs. Garrison por ejemplo. Cuando llevo a mis amigos una nueva propuesta se sorprenden de que sea en español “y eso qué importa”, les contesto, el idioma nada más es una textura, otro instrumento.

Casi no hay prensa ni cultura de importación de propuestas en Montreal, porque somos una comunidad bastante pequeña, lamenta Fabrizia aunque, en contraste, su localidad goza de buena salud en cuanto a músicos, productores y venues para conciertos.

Fran: Tenemos una gran suerte de vivir allá porque todos los días hay un festival, ya sea de música de comida o de algo cultural. Siempre está pasando algo y también es una ciudad bilingüe, entre inglés y francés, hay barrios en los que se habla ambos idiomas y se empieza a diversificar la forma de pensar. De ahí salieron grupos como Arcade Fire. Cada 5 o 6 años una nueva parte de la ciudad se empieza a desarrollar musicalmente. Al principio era más en el oeste de la ciudad cuando creció el house y el indie. Ahora se ha desarrollado el rap, el metal y la electrónica.

Esto se debe a la década de los setenta, cuando se dio el movimiento separatista de Quebec pues ellos creían que para diferenciarse tenían que dar mayor importancia a las artes y dar el ejemplo de lo que era la cultura. Por eso el gobierno te da plata con facilidad para que te vayas a dar la vuelta por el mundo o para hacer un festival. Por eso hay muchos artistas en Montreal o americanos que se mudan para allá.

Hoy esa “tradición” ya no tiene que ver con la independencia que se buscaba, pero se quedó muy arraigado el impulso a la cultura. Por eso en Quebec hay tantos artistas, no sólo músicos sino también bailarines o pintores.

Es hora de despedirnos de nuevo. Piden una ronda de mezcal y brindamos: por su show, por la charla, por la comida, por las mujeres y por la música. En la calle se siente una brisa suave y en la garganta la tibieza del shot.

Para 8106

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