No muchas bandas pueden -ni
podrán- presumir el mantenerse treinta años en el gusto de la gente como lo ha
hecho Bersuit Vergarabat hasta ahora. El grupo está de regreso en Ciudad de
México para dar un segundo concierto acá, ahora en formato electroacústico, y
celebrar así el camino recorrido. Es por ello por lo que me reuní con Juan
Subirá, Daniel Suárez y Germán “Cóndor” Sbarbati para platicar sobre su
trayectoria, los cambios y traer así de vuelta algunos recuerdos.
¿En algún momento se sientan a
pensar en lo que significan treinta años de carrera?, ¿llegan a dimensionarlo?
Juan Subirá: Sí, hay tantos
momentos que uno puede recordar; momentos de grandes éxitos, de mucha algarabía
y felicidad, también momentos de fracasos importantes, porque los hemos tenido;
momentos de dolor y de pérdida. Treinta años de historia no son sólo de música,
también es un recorrido muy largo en nuestras vidas, de vidas cercanas:
familias que se fueron armando e hijos que fueron llegando. Sucesos políticos y
sociales, de todo tipo han ocurrido. Así que son tantas situaciones que con el
tiempo se convierten en historias, en canciones, por ejemplo.
Germán “Cóndor” Sbarbati: Nos ha
tocado sentarnos a revolver toda esa historia, con los treinta años, para armar
la lista con las canciones para la gira, y al empezar a mover los cajones con
canciones viejas, eso también transporta y nos hizo ver que en esos treinta
años pasaron muchísimas cosas.
¿En algún momento han pensado que
ya lograron tanto como se propusieron?
Sbarbati: No, siempre nos quedan
cosas pendientes. En nuestro país hemos pasado por muchos lugares importantes…
Daniel Suárez: …básicamente por
todas las provincias de Argentina, ciudades y pueblos, porque es un país
grandísimo. En el caso de México, son veinte años de venir en cada gira y eso
hace que nos sintamos, casi casi, como parte de la historia de acá. En el
teatro que vamos a estar ahora es un nuevo desafío después de veinte años de
venir porque no nos hemos encontrado con un lugar así, con esas
características. Creo que todo el tiempo se van renovando esas ganas de
encontrar nuevos desafíos.
Subirá: ¡La vida siempre te
presenta nuevos desafíos!
Suárez: Siempre hay gente que no
te escuchó nunca…
Subirá: …por supuesto, desde ya
es así. Esto es muy dinámico. Hemos hecho recitales en River y convocado a más
de 60 mil personas y hoy día tocamos para mil, dos mil personas, a veces más en
grandes festivales. Además de cambiante. Nos tocó algo muy difícil de superar
para cualquier banda, que es el momento en el que se va Gustavo Cordera en el
2009, un momento paralizante y traumático, porque ninguno de nosotros sabía
cómo iba a continuar esto.
“Contra viento y marea, luego de
dos años, decidimos volver y bueno, así lo hicimos, sabiendo que iba a
presentar un reto porque, no te digo que es empezar de vuelta, pero de alguna
manera un poco sí: hay nuevos cantantes, aunque ya estaban en la banda, pero la
gente se identifica mucho con el que cuenta las historias y Gustavo era el que
las contaba, era el líder natural de este proyecto. Entonces, ese fue un gran
desafío. Siempre los hay.”
Suárez: Además este fue uno que
tuvimos sin pedirlo. No es como que dijéramos “vamos a desafiarnos a que se
vaya Gustavo”, no, apareció y creo que eso es lo lindo de esto y afrontarlos
que ya después vendrán otros.
Bastan estos primeros minutos de
entrevista para palpar el buen humor y la hermandad que hay entre quienes dan
voz a Bersuit. No puedo evitar preguntar en este punto cómo es verse las caras
todos los días y sin miramientos Daniel Suárez recalca lo gratificante que es
para él compartir una vida con sus amigos, hacer música juntos y ver llegar a
los hijos. Aunque saben admitir que los conflictos son ineludibles.
“Esto, como tiene muchos momentos
de felicidad, también los tiene de incertidumbre, de angustia y toda esa
contención humana que te puede brindar un amigo o varios amigos, creo que nos
ayudó a superar muchas situaciones y creo que sigue siendo así a esta altura. Y
si bien, también es desgastante porque naturalmente se desgasta la relación,
las personas se enfrentan y pelean porque es parte de la naturaleza humana”,
afirma Juan Subirá viendo a sus amigos para luego Daniel seguir con la idea.
“Nosotros, dentro de todo, nos peleamos casi todos los días por alguna u otra
cosa. Como con tus amigos que te llevás bien y te hacé un comentario que te
molesta, pero hay una cosa constructiva en sus palabras.”
¿Cómo es contar en sus casas, a
sus hijos o a sus padres lo que hacen en un escenario o debajo de él?
Sbarbati: Creo que fue un poco
más difícil decirles a nuestros padres que íbamos a encarar el ser músicos que
a nuestros hijos, que ya desde la panza empezaron a vivir un poco esto. Decir
“papás, me voy a dedicar a la música” para luego escuchar “¿Cómo que te vas dos
meses de viaje?, ¿dónde duermes?, ¿comes bien?”, ¡se preocupan hasta por qué le
vas a dar a sus nietos! Los hijos lo comparten y ya.
Subirá: Creo que en general todos
nuestros padres apoyaron nuestras decisiones más allá de las discusiones que
podían tener y los enfrentamientos generacionales que se dan y que se dieron,
lo respetaron y creo que eso habla de un crecimiento de ellos. Después, nadie
sabía cómo todo esto iba a salir, cómo se iban a dar las cosas. Creo que las
expectativas eran unas y los acontecimientos las superaron por mucho. Me alegra
por ellos también porque, te digo, nadie tenía la certidumbre de que esto podía
ser exitoso y llegar tan lejos.
Daniel Suárez reconoce en su
madre a una fan más, que tiene una pared llena con los recortes de revistas y
periódicos donde ha aparecido el grupo en el que toca su hijo. “Mi vieja es
grandiosa”, dice con amplia sonrisa mientras recuerda una breve anécdota. “Un día
ella tenía que venir a casa a cenar, relativamente temprano, se empieza a
acercar la hora y no llegaba. Le llamo y encuentro con que todavía estaba en
casa y le pregunto qué pasa: ‘no, que a tal hora pasan un recital de Bersuit’.
Y le digo ‘pero mamá, de qué hablás, vení a casa, lo ponemos acá’”, dice con un
marcadísimo acento argentino y termina con una risa plena.
La meta era de treinta conciertos
para celebrar, pero ya hace mucho que pasaron esa meta. ¿Todavía hay nervios
antes de subirse a un escenario?
Subirá: ¡Sí, para mí nervios hay
siempre! Es muy difícil no sentirlos, sería muy frío no tenerlos, como de
robot.
Sbarbati: Es un nervio diferente,
es más una ansiedad que nervios. Nosotros ensayamos mucho y estamos seguros de
lo que va a suceder arriba del escenario, sabemos que vamos a dar todo. Pero sí
hay esa ansiedad que te genera el compromiso con la gente; sí, siempre está,
sino tendríamos que dedicarnos a otra cosa.
Subirá: Pasamos largamente la
meta inicial porque se dieron un poco las cosas, también nosotros buscamos todo
este año festejar los treinta de aniversario con todo el público al que
pudiéramos llegar. Fuimos a muchos países a los que no lo habíamos hecho en
mucho tiempo. En Chile hicimos una gira bastante importante. Volvimos a Bolivia
y a Paraguay luego de diez años, lo mismo en Costa Rica.
Para su público seguro que cada
que los ven es una ocasión especial, sobre todo si tienen que esperarlos una
década. Pero ¿qué tiene que pasar para que ustedes recuerden una presentación?
Suárez: Generalmente, lo que pasa
abajo a la gente: verlos emocionados, familias completas cantando canciones y
emocionándose juntos. Ver crecer a la gente también, a mí me da re buen flash.
Cuando van a vernos y te das cuenta de que ya no tienen quince años y siguen
con ganas de bailar y cantar, disfrutan las canciones de una forma diferente,
con más madurez.
“A mí nunca se me va a olvidar un
concierto en Houston donde me agarré a trompadas con Albertito, eso va a ser
inolvidable”, interviene Juan con los ojos clavados en el piso y una media
sonrisa. Mientras Cóndor y Daniel se ríen, Juan continúa.
“Los muchachos de Molotov y Café
Tacvba estaban recontentísimos, se acercaban, nos miraban y gritaban ‘¡se dan
de trompis, se dan de trompis! ¡Se siguen dando!’. El público festejaba, pero
no sabían a bien qué pasaba, pensaban que era la música y todos rugían”, Daniel
le recuerda que para ese momento la policía texana ya estaba tras ellos. “Luego
Café estaba haciendo una nota para la MTV en el camarín que compartían con
nosotros y tuvimos que entrar para escondernos Tito y yo. Tito se salió por la
claraboya del baño. Todas esas cosas hacen los recitales inolvidables y
únicos.”
Antes de se diluyan las risas por
el recuerdo, Cóndor Sbarbati rescata una más, ahora, en nuestro país.
“Habíamos tocado en Argentina
seis obras y a los pocos días venimos para acá, una de las primeras veces que
veníamos. Tocamos en un antro en el que el dueño no sabía ni quiénes éramos.
Tocamos para ocho personas que pasaron de casualidad frente a la puerta y nos
vieron. E hicimos el mismo show que unos días antes, para cinco o seis mil
personas, pero para ocho personas: saltamos, tocamos y transpiramos de la misma
manera. Eso fue inolvidable porque al día siguiente fuimos a comer, todo Bersuit,
un asado con esas personas”, dice con los brazos puestos detrás de su cabeza
coronada por sus grandes rastas, dejando al descubierto en su antebrazo el
tatuaje de un mástil de guitarra envuelto por los colores albicelestes.
Como en un efecto dominó, Daniel
recuerda la vez que tocaron en presencia del nieto de Pancho Villa o Emiliano
Zapata mientras eran custodiados por gente armada. “Alguien en el micrófono
decía ‘hay que escuchar la música de Bersuit porque ellos se la juegan como nos
la jugamos nosotros’. Increíbles”, se prepara para rematar, “acá hemos vivido
pedos increíbles. Tuvimos encuentros con Gustavo Santaolalla que quedan para
nuestros recuerdos más íntimos. Todo, en México te pasa todo. Casi todos los
conciertos tienen su gotita especial.”
¿A qué atribuyen la ruptura de la
brecha generacional que han conseguido con sus fans?
Suárez: Al amor por la música.
Tratando de despegarme un poquito del ego del artista, al hacerle compañía a
esas personas en momentos importantes de su vida y yo creo que nos pasa a todos
cuando escuchás canciones que decís “esta canción acaba de sonar ya, en este
momento, y es especial”, dice el cantante convencido de lo que ha dicho y
complementa con ejemplos.
“Nosotros tenemos fans que han
viajado hasta el Luna Park desde México y otros países. Yo sí les digo que
están locos: tomarse un avión, hacer miles de kilómetros, para venir a vernos a
nosotros. ‘Vamos a ir para allá, quedáte tranquilo’, les digo. Y sigue pasando
después de tantos años. Hace ratito estábamos en Reactor y llamó un fan
diciendo que a su hija desde la panza le está haciendo escuchar nuestros temas.
Eso te marca a fuego y hace que sea atemporal la cosa.”
Sin embargo, el Bersuit que van a
ver los fans venideros ya no va a ser el mismo que se presentaba hace
veinticinco años. El grupo ya no toca Hociquito de ratón, canción que tenía
como ritual el que las mujeres se subieran a enseñar los pechos. Y la supresión
de esta canción, aseguran, responde a los cambios sociales que han impulsado
las mujeres en la exigencia por igualdad de derechos y el ya no seguir
promoviendo la cosificación.
“Es una cuestión de evolución y
deconstrucción. Sin embargo, siempre se dio en un ambiente absolutamente libre.
La canción existía y sigue existiendo, las mujeres en su libertad se subían a
mostrar los pechos, no a ser manoseadas o a ser objetos de otra cosa. Tiene que
ver con el respeto, también, sin borrar lo que ya fue”, asegura Daniel.
Subirá: Te digo que se disfrutó y
fue lindo, pero tenía una cosa mucho más íntima porque en el ambiente en el que
eso se hizo nadie tenía un teléfono celular ni cámara de fotos, eso pasaba y
quedaba ahí. Se podía contar, pero luego cambiaron las situaciones y perdió la
sensación íntima y el sentido. Las cosas van cambiando.
Para Juan, igual de determinantes
fueron las declaraciones que hizo Cordera hace un par de años respecto a la
violencia sexual de la que son presa las mujeres. “Fue tan desafortunado lo que
dijo que, de alguna manera a nosotros, de rebote, por el hecho de haber estado
veinte años juntos, y compartir la vida, también nos golpeó. Así que tenemos
que protegernos de estas situaciones y cuidar nuestro escenario, la imagen”,
asegura el músico.
Les comparto que lo que he
escuchado hasta ahora me da la impresión de que gozan de una libertad plena a
lo que ellos aseguran que sí, que ésta empieza en lo artístico al no tener
prejuicios musicales pues no se les puede definir en un solo género. En cuanto
a la responsabilidad que conlleva esa misma libertad, dicen que les ayuda que,
al ser un grupo, no recae en uno sólo. “Hemos sido libres hasta el
libertinaje”, sentencia contento Daniel.
Para dar seguimiento a la
libertad musical, les pregunto qué tan permeables son con la música que llega a
sus manos. ¿Cómo son como consumidores de música?
“Tenemos gustos diferentes, muy
amplios, y eso siempre fue aplicable a las canciones de Bersuit por eso es
tanto el crisol de estilos, por lo permeables que somos. Un montón de canciones
en nuestros discos tienen estilos mexicanos bien marcados y eso es de tanto
tiempo que tenemos de venir y absorber. Nos encanta dejarnos contagiar por la
música”, dice gustoso Cóndor Sbarbati. “Somos permeables absolutamente con la
música de todos los ámbitos y estilos.”
Suárez: Incluso para investigar,
ver qué está pasando con una canción y por qué la está escuchando todo el
mundo. Si bien no me pondría a escuchar todo el tiempo trap o reggaetón, sí es
interesante ver por qué la adolescencia lo está escuchando, por qué sonoramente
va a este lugar y hay tanta necesidad de que las letras digan tal cosa sin
juzgar. Sacando los prejuicios personales. En una de esas y hasta te enriquece
en tu propio arte.
¿Ha sido difícil hacer el repaso
de toda una discografía y seleccionar unos cuantos temas?
Suárez: Es difícil, pero es lindo también porque te das cuenta de la
cantidad de canciones que tenés por hacer. Por supuesto que hay que dejar
espacio para las nuevas. Al ser un festejo de treinta años, tenemos que hacer
un repaso de la historia, reversionar algunas. Siempre que venimos, como en
este caso dos veces este año, revisamos las canciones que hicimos la vez
pasada, si bien hay canciones que son inevitables en la lista, también nos
damos el espacio para meter alguna otra. Sucede que también pueden cambiar
cosas de último momento. Cuando estamos en el camarín y llegamos a escuchar a
la gente que grita y que pide tal: “Pará, saquemos Perro amor”. “No, ¿cómo la
vas a sacar?”, hasta que uno tira papel y dice “bueno, hacé la lista vos”.
Siempre hay discusiones hasta el último momento.
Sbarbatti: Pero lo que sucede
cuando subimos al escenario es que esas discusiones llegan a buen puerto porque
se hace un viaje en lo que son los diferentes estados de ánimo del grupo y lo
notás en el público. En el resultado final hay que ser bien minuciosos en la
lista, la historia mucha como para resumirla.
Es cierto, la historia de Bersuit
es larga e imposible de resumir. Sin embargo, la historia política tiende a la
repetición en épocas recientes y, frente a los gobiernos absolutistas, recobran
su relevancia temas como Sr. Cobranza y Se viene. “Se resignificaron y tienen
una actualidad terrible y pasa eso: son canciones viejas que parecen nuevas”,
conviene Subirá.
Cuando componen, ¿hay
preocupación de que esas nuevas canciones puedan ocupar el mismo podio en el
gusto de los fans que sus canciones más viejas?
Sbarbatti: Sí, esa preocupación
existe, pero nunca se sabe porque es algo que sucede en la gente. Uno puede
decir, como solía hacer Santaolalla, esto es un hitazazaso y por ahí no pasa
nada. A unas canciones les toma años imponerse, y van tomando fuerza cada vez.
Hay otras, como La Morocha, que salió hace tres meses y de repente ya está
metida en la lista todo el tiempo porque ocupa un buen lugar: la gente la
festeja, es una canción alegre y fiestera. Está buenísimo que pase eso.
Sin embargo, dicen, componer
canciones que hablen de la situación política actual es más una necesidad que
una responsabilidad. En ellos nacen estos temas cuando surge el hambre, el dolor,
la incertidumbre y hay un gobierno que se caga en todo. “Históricamente hicimos
esos temas y los seguimos haciendo porque es una forma de vivir las cosas.
Algunos artistas son muy metafóricos, pero nosotros, bueno, somos más
explícitos para decir las cosas”, dice Juan sin titubeos en la voz.
Es el mismo Juan Subirá quien
retoma el asunto de la libertad en este punto. “Para mí siempre el momento de
mayor libertad está en la creatividad. Respetar eso y moverme en ese ámbito
para decir las cosas que se me ocurren y ponerlas en canciones; pueden o no
llegar a un disco, pero en principio, que las conozcan mis amigos. Es muy lindo
después, cuando saltan la cerca y llegan a tomar conocimiento público. Ahí nace
la canción…
Sbarbatti: …¡es libre!
Subirá: Sí, porque en un momento
deja de ser tuya, porque la hiciste vos o varias personas, y a veces la gente
no sabe ni quién la hizo, pero le gusta y ya está.
A lo largo de la entrevista no
hago preguntas en torno a Gustavo Cordera, les comento, porque me da la impresión
de que Bersuit Vergarabat ya es algo independiente a sus integrantes, hecho que
quedó demostrado con la salida de Óscar Righi, guitarrista fundador. A este
punto, asienten pues lo han platicado entre ellos. “Somos los hacedores de las
canciones que terminan tomando su camino, siendo las dueñas de la banda y teniendo
vida propia. Una canción empieza a viajar y uno nunca sabe a dónde llega, a
quién. Uno de nuestros sueños es que el día que ya no estemos nosotros, haya
gente en pijama tocando estas canciones arriba del escenario”, dice Sbarbati
tranquilo.
Subirá: Si no es muy egoísta la
situación como “esto es mío, mío, yo hice esta canción, se acaba la banda y no
es más sin mí”. No, así no es. El planteo del Cóndor es que esto continúe como
un club, de alguna forma. Que otros artistas se identifiquen con la obra y
toquen tus canciones, ese para mí es el máximo nivel de trascendencia.
¿Qué tan a futuro posan la vista?
Suárez: A veces, para hacer foco,
hay que tener un poquito de cuidado cómo enfocás en futuro cercano. Por lo
pronto, nos sobrepasaron los conciertos que hemos hecho este año. Vamos a
terminar con el doble de lo que planteamos al principio y la gira va a durar lo
que resta del año y hasta mayo que viene. Queremos hacer un final en obras,
allá en Buenos Aires, también estamos grabando muchos de los conciertos para
sacar algo en vivo con canciones en vivo. Nos juntamos para hacer temas nuevos.
Modelamos nuestra sala de ensayo y tenemos una serie de Bersuit Bondi que es un
asado con bandas invitadas y tocar una canción suya más una nuestra, para
filmarlo y compartirlo. A largo plazo, ojalá nos veamos acá para celebrar
cincuenta años.
“¡Hasta donde dé!”, resume
festivo el Cóndor Sbarbati provocando las risas de todos.
Concluye nuestra charla con abrazos
efusivos, deseos mutuos de éxito y de que Bersuit algún día regrese al festival
Vive Latino. De nuevo, treinta años no los cumple cualquier banda.
Para Planisferio
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