martes, 21 de marzo de 2017

La campechana más americana: entrevista con Chicano Batman


Desde hace muchos años, nuestro país se ha distinguido como una plataforma para los artistas del centro y sur del continente; desde aquí, se dan a conocer. Sus sonidos y propuestas toman otros matices y consolidan sus carreras. Muchos ven a México como uno de los grandes logros a conquistar. Pero hoy te vamos a presentar la otra cara de esa misma moneda.

Hace algunos días tuvimos la oportunidad de platicar con Eduardo Arenas, bajista de Chicano Batman, grupo que concibe en su sonido una rica mezcla latina de sonidos, propuesta tan atractiva que les ha permitido salir de tour con Jack White y Alabama Shakes. Por teléfono, y a unas horas de presentarse en el festival SXSW, esto fue lo que nos dijo.

Dentro de su propuesta, han concebido muchos sonidos que podemos denominar latinos en toda la extensión de la palabra. ¿Se sienten privilegiados en ese sentido?

Por supuesto que sí. Somos el resultado de la mezcla de El Salvador, Colombia, Brasil, Michoacán, Guadalajara; de sus viejas canciones de su lenguaje. Somos historias de lucha, sobrevivencia, inmigración, y la sabiduría de un montón de generaciones.

Todos tenemos formación musical, educación universitaria y hasta maestrías. Somos y tenemos todo lo que nuestros padres querían para nosotros y hemos tratado de ponerlo de manifiesto en nuestra música. Chicano Batman es la campechana más americana, una capirotada para comerse todos los días.

¿Y ha sido difícil darse a conocer estando allá?

Difícil es para cualquiera que no tenga un buen producto, de eso nos hemos preocupado nosotros. Y de trabajarle mucho, todos los días. Eso es algo que te enseña este país. Nos ha ayudado, creo, el que no hemos subestimado a nadie. Cualquiera puede escucharnos, tener acceso a nuestra música.

Ahora que el haber tocado con Jack White por supuesto que fue un gran impulso y siempre vamos a estar agradecidos con Ikey Owens por la oportunidad y la confianza.

No pudimos evitar preguntarle a Eduardo por su sentir acerca de la situación por la que pasan los Estados Unidos dado que los desaires políticos afectan en todos sentidos. Al respecto nos dijo que está convencido de que el amor y el sentido de humanidad siempre va a sobreponerse a cualquier cosa, inclusive la política, no importa de qué tendencia sea ésta.

Si algo le preocupa es el miedo porque con miedo nadie puede ser realmente libre ni tomar decisiones; por eso hay que cuestionar el miedo. Juzgar tampoco ayuda en mucho y en algunas ocasiones, siente, que las personas confunden el ser crítico con el juzgar.

Las combinaciones de géneros e influencias son bastante sinceras. Las melodías, los tonos de los teclados y hasta su vestimenta hacen alusión a su gusto por bandas como Los Ángeles Negros o Los Pasteles Verdes; en sus guitarras y bajo se puede sentir el soul y el funk mientras que en las letras se vislumbran historias de las calles angelinas y otras tantas más optimistas.

¿Cómo es el proceso de composición del grupo?

Para ponerte un ejemplo muy concreto, la canción Freedom Is Free empezó con una base rítmica que trajo Carlos en una mañana de martes. Él empezó a tocarla y de repente ya estábamos jammeando. Gabriel nos marcó el tiempo con la batería y yo entré con un bajo más funk. Ya después, Bardo le puso la letra. Claro que no todas nuestras canciones han salido así. Algunas veces viene la letra primero y según el humor de la canción empezamos a componer la música. Obedecemos a la magia del momento o a un juego.

Pero llegar a este punto de fluidez no es algo reciente. Antes tuvimos que pasar por dos ep’s y un par de discos largos en los que amarramos una relación de amistad y confianza. Porque un grupo es como una relación y necesita de esos elementos. Nuestras primeras composiciones respondían a las ansias de hacer música, de explorar sonidos y experimentar con ellos.

En la voz de Eduardo, en la que se entiende un perfecto español sin anglicismos, pero con un marcado acento, podemos notar la emoción al hablar de lo que los ha llevado hasta este punto de su carrera, donde la aceptación del público es cada vez mayor.

Nos queda bastante claro cuáles son sus influencias latinoamericanas, pero ¿qué han tomado de los Estados Unidos?

Tanto como hemos podido. La forma en la que este país ha reinterpretado la música étnica africana y la manera en la que la han asimilado; además de todo el soul y, por supuesto, el rock. También nos ha puesto en la posición de poder trabajar con Leon Michels en su estudio de New York, que es todo analógico. La oportunidad de trabajar al lado de gente con tanta experiencia; compartir escenario con los Alabama Shakes. Eso nos ha dado y eso hemos tomado.

El próximo 21 de junio se van a presentar en el Lunario del Auditorio Nacional, pero no es la primera vez que nos vistan pues ya han tocado en algunos lugares de la frontera y en la edición 2015 del festival Trópico. Pero Eduardo nos platica, para cerrar nuestra charla, de lo que significa para ellos su primer show en la Ciudad de México.

Nos hubiera encantado venir antes, como teloneros de alguna banda de la talla de Maldita Vecindad, porque nos ha tocado estar en conciertos suyos acá y ver cómo el público se apasiona tanto por el artista que va a ver que se pone medio hostil con el encargado de abrir. Esa habría sido una gran prueba para nosotros.

Pero nos hemos saltado ese paso y estamos realmente emocionados por estar frente a lo que esperamos, sea nuestro público y poder generar algo de química con ellos.

Para Joyride

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