Hacia el final de su concierto
del viernes, La Banda Bastön invitó a Fermín IV, ex Control Machete, para
cantar una versión bastante similar a la original de Sí señor, una de las
canciones más representativas del hip hop mexicano, sino es que la más. Fue
entonces que apareció entre líneas, por supuesto, y en total desorden el hilo
conductor del show: lo que fue, lo que es y lo que puede ser el rap de nuestro
país.
Directo desde Puerto Rico, Álvaro
Díaz llegó para ofrecer el tentempié a los presentes que se devoraron lo que trajo
el boricua en los platillos de la batería en la que le acompañaba Manuel Lara. El
público le hizo segundas voces en Piso 13 y Westside, en una clara
manifestación de la costumbre mexicana de que los amigos de mis amigos, son mis amigos. Acérquenle una silla a la
mesa y sírvanle un taco.
Unos minutos para despejar el
escenario, que los ahí apersonados tomen aire, estrenar el video oficial de la
canción Haces mal y que empiece el show.
Ataviados con un par de capas
brillantes de luchador salieron a recibir una primera ronda de aplausos -claramente
van del bando de los rudos- y para saludar Quihúbole, País de las maravillas y
1, 2, 3. Certeros golpes para probar a quienes los siguen desde hace tiempo.
Ya habían adelantado que el
concierto iba a estar lleno de invitados, y primero las damas: el dúo MKN
Makenna se subió para acompañarlos en Constelaciones. Las señoritas parecieran
llevar un buen rato en el negocio porque no se dejaron achicar por la cantidad
de gente cantando con ellas.
En un manifiesto de vamos a quitar los tapujos y tabúes,
cantaron los cuatro minutos veinte segundos de Envuelto en humo con la clásica
hoja de marihuana ondeando detrás de ellos en un visual. Todavía no terminaban
de exhalar cuando cedieron una primera vez el escenario al Méxtasis de Alan
Anaya y Simpson Ahuevo.
Saca pichón: Yoga Fire y Alemán
subieron a relatar lo que pasa en cualquier barrio de este país en su
anti-himno Barriobajeros. Los anfitriones volvieron a bajar momentáneamente
para que la Homegrown Mafia tomara por asalto la pista para presumir los phones
con Homegrizzy Boyz. Si bien el Bastön ni siquiera contempla incursionar en el
trap, saben que éste puede convivir con la vieja escuela. Porque es lo que
viene.
Mü, poco efusivo pero contento,
agradeció a quienes los acompañaban no sin recordarles que el hip hop sí es de
la calle, pero lo es más de la gente al igual que un recinto de la talla del
Teatro de la Ciudad. Es complicado creer que las letras en las que tiran contra
alguien de verdad tienen destinatario. Los raperos que no se subieron a cantar
con ellos, ocuparon lugares de honor como sus invitados y los que no estaban
fueron mencionados en alguna entrevista como sus amigos.
Más que la presentación de un
nuevo disco, parecía una reunión familiar. Alan Anaya regresó para compartir la
tornamesa con DJ Gross y con Aztek 732 en un cara a cara amistoso con Supremo.
Un par de tornamesas emitían scratches constantes y la gente respondía tanto
como con unas barras. Al terminar el tiro, Supremo no dudó en reconocer a Aztek
por todo lo que le había enseñado a hacer en los platos.
Al desfile de personalidades
acudieron Morfo 3030 y Big Metra como un aviso de que ahí venía La Vieja Guardia.
Más de diez, Primero mi familia y Raperos adultos fueron las lecciones que
dieron los de estilo clásico. Mc Luka desentonaba vestido con un traje gris y
camisa roja, que porque le habían dicho que aquello era de gala. Sin embargo,
subieron a divertirse, despreocupados de que ya no tienen que demostrar nada a
nadie.
La esencia femenina regresó con
Geo Meneses, con quien recalcaron su amor por este país y por su música, sin
reparar en el género. Así que hicieron su propia versión de La Llorona.
Bellísima hasta el último segundo y llena de contrastes entre la voz
aguardientosa del Muelas y las dulcísimas entonaciones de Geo. Algo similar
ocurrió cuando Denise Gutiérrez tomó el micrófono para cantar el tema que le da
nombre al disco. Hasta el más acelerado se dio un momento para apreciar las
notas que ambas intérpretes dejó salir.
Fue ahí cuando salió Fermín
porque todo tiene un inicio y, a diferencia de los Estados Unidos, nosotros
tenemos la fortuna de poder ver arriba de un escenario, aunque sea de vez en
cuando, a los que prendieron la antorcha antes de pasarla de mano en mano.
Loco, Me gustas y No me porto bien cerraron
en el punto más alto del ánimo. El nivel que impusieron esa noche los oriundos
de Baja California Sur es algo digno de señalar: los de la vieja escuela van a
tener que apretar el paso si quieren permanecer en la escena y los de la nueva
generación van a tener que prestar más atención a los consejos. Con un poco de
suerte el público les ha de responder a ambos como lo hicieron frente a Luces
Fantasma (2017). Bastön no está en la casa, está en el aire.
Para Joyride
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