viernes, 28 de julio de 2017

Familia y amigos primero: La Banda Bastön en el Teatro de la Ciudad


Hacia el final de su concierto del viernes, La Banda Bastön invitó a Fermín IV, ex Control Machete, para cantar una versión bastante similar a la original de Sí señor, una de las canciones más representativas del hip hop mexicano, sino es que la más. Fue entonces que apareció entre líneas, por supuesto, y en total desorden el hilo conductor del show: lo que fue, lo que es y lo que puede ser el rap de nuestro país.

Directo desde Puerto Rico, Álvaro Díaz llegó para ofrecer el tentempié a los presentes que se devoraron lo que trajo el boricua en los platillos de la batería en la que le acompañaba Manuel Lara. El público le hizo segundas voces en Piso 13 y Westside, en una clara manifestación de la costumbre mexicana de que los amigos de mis amigos, son mis amigos. Acérquenle una silla a la mesa y sírvanle un taco.

Unos minutos para despejar el escenario, que los ahí apersonados tomen aire, estrenar el video oficial de la canción Haces mal y que empiece el show.

Ataviados con un par de capas brillantes de luchador salieron a recibir una primera ronda de aplausos -claramente van del bando de los rudos- y para saludar Quihúbole, País de las maravillas y 1, 2, 3. Certeros golpes para probar a quienes los siguen desde hace tiempo.

Ya habían adelantado que el concierto iba a estar lleno de invitados, y primero las damas: el dúo MKN Makenna se subió para acompañarlos en Constelaciones. Las señoritas parecieran llevar un buen rato en el negocio porque no se dejaron achicar por la cantidad de gente cantando con ellas.

En un manifiesto de vamos a quitar los tapujos y tabúes, cantaron los cuatro minutos veinte segundos de Envuelto en humo con la clásica hoja de marihuana ondeando detrás de ellos en un visual. Todavía no terminaban de exhalar cuando cedieron una primera vez el escenario al Méxtasis de Alan Anaya y Simpson Ahuevo.

Saca pichón: Yoga Fire y Alemán subieron a relatar lo que pasa en cualquier barrio de este país en su anti-himno Barriobajeros. Los anfitriones volvieron a bajar momentáneamente para que la Homegrown Mafia tomara por asalto la pista para presumir los phones con Homegrizzy Boyz. Si bien el Bastön ni siquiera contempla incursionar en el trap, saben que éste puede convivir con la vieja escuela. Porque es lo que viene.

Mü, poco efusivo pero contento, agradeció a quienes los acompañaban no sin recordarles que el hip hop sí es de la calle, pero lo es más de la gente al igual que un recinto de la talla del Teatro de la Ciudad. Es complicado creer que las letras en las que tiran contra alguien de verdad tienen destinatario. Los raperos que no se subieron a cantar con ellos, ocuparon lugares de honor como sus invitados y los que no estaban fueron mencionados en alguna entrevista como sus amigos.

Más que la presentación de un nuevo disco, parecía una reunión familiar. Alan Anaya regresó para compartir la tornamesa con DJ Gross y con Aztek 732 en un cara a cara amistoso con Supremo. Un par de tornamesas emitían scratches constantes y la gente respondía tanto como con unas barras. Al terminar el tiro, Supremo no dudó en reconocer a Aztek por todo lo que le había enseñado a hacer en los platos.

Al desfile de personalidades acudieron Morfo 3030 y Big Metra como un aviso de que ahí venía La Vieja Guardia. Más de diez, Primero mi familia y Raperos adultos fueron las lecciones que dieron los de estilo clásico. Mc Luka desentonaba vestido con un traje gris y camisa roja, que porque le habían dicho que aquello era de gala. Sin embargo, subieron a divertirse, despreocupados de que ya no tienen que demostrar nada a nadie.

La esencia femenina regresó con Geo Meneses, con quien recalcaron su amor por este país y por su música, sin reparar en el género. Así que hicieron su propia versión de La Llorona. Bellísima hasta el último segundo y llena de contrastes entre la voz aguardientosa del Muelas y las dulcísimas entonaciones de Geo. Algo similar ocurrió cuando Denise Gutiérrez tomó el micrófono para cantar el tema que le da nombre al disco. Hasta el más acelerado se dio un momento para apreciar las notas que ambas intérpretes dejó salir.

Fue ahí cuando salió Fermín porque todo tiene un inicio y, a diferencia de los Estados Unidos, nosotros tenemos la fortuna de poder ver arriba de un escenario, aunque sea de vez en cuando, a los que prendieron la antorcha antes de pasarla de mano en mano.

Loco, Me gustas y No me porto bien cerraron en el punto más alto del ánimo. El nivel que impusieron esa noche los oriundos de Baja California Sur es algo digno de señalar: los de la vieja escuela van a tener que apretar el paso si quieren permanecer en la escena y los de la nueva generación van a tener que prestar más atención a los consejos. Con un poco de suerte el público les ha de responder a ambos como lo hicieron frente a Luces Fantasma (2017). Bastön no está en la casa, está en el aire.

Para Joyride

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