miércoles, 22 de noviembre de 2017

Sonar siempre fresco y pasar al protagonismo: entrevista con Simpson Ahuevo


La escena del hip hop sigue reclamando con trabajo constante algunas plataformas que parecían ser exclusivas al rock y ahora ambas escenas crecen a la par. Muchos artistas siguen viendo en la Ciudad de México como una plataforma para crecer y desde aquí han hecho una sólida base para sus carreras.

Hace algunos días nos reunimos con Simpson Ahuevo, quien llegó de Hermosillo, Sonora para tomar parte de las fiestas defeñas, y DJ Alan Anaya, quien se le unió hace cinco años al proyecto, antes de que viajen a Estados Unidos para abrir la gira “¿Dónde jugarán las gringas?” de Molotov, y platicamos acerca de cómo han logrado hacer mancuerna, así como de los elementos que confluyen en su sonido.

Sus recientes canciones, Blunt de Guayaba y Te Juro, ¿son parte ya de un nuevo material o son un calentamiento para lo que viene?

Simpson: Ya están dentro de lo que viene el próximo año. Todavía no tenemos una fecha en mente, pero ya está completamente armado: son once canciones y Jorge es el nombre del álbum.

En el caso muy particular de su proyecto, una cosa es lo que suena en el disco y otra el acto en vivo, ¿cómo logran esa transición?

Simpson: Lo que procuramos cuando nos presentamos en un lugar es que se sienta que aquello es una fiesta. La sensación como tal, es muy bonita y yo lo sentí particularmente hace unos días en la Plaza de Santo Domingo durante la Semana de las Juventudes. Yo creo que es una de las mejores experiencias que hemos tenido sobre el escenario, y todo fue por la respuesta de la gente que respondió muy bien desde Manos de Anillo, me encantó empezar con esa canción.

Pero la relación con el público, y la química que tenemos con ellos se debe a nuestra sencillez y buena onda; a las ganas que le ponemos a lo que hacemos porque lo amamos. Lo hemos visto más en lo que ha sucedido entre el año pasado y éste.

¿Cómo ha cambiado su forma de trabajar a lo largo de los cinco los que llevan juntos?

Alan: Cuando empecé con Simpson, mi labor era más como de acompañamiento; primero tuve que entender su show y su energía a través de sus pistas. Conforme me iba familiarizando con toda su onda empecé a tener la confianza de decirle que en tal momento iba a meterle un scratch, por ejemplo.

Yo siempre he sido showman y quienes me conocen te pueden decir que me gusta estar al frente. Pero cuando se trata de hacer equipo, reconozco mi lugar y desde ahí trato de apoyar. Creo que poco a poco le he demostrado un buen trabajo a Simpson como soporte sobre el escenario y él me ha dado mucha libertad creativa de composición.

Me interesa sobre todo darle una seguridad de que cuando le sugiero algo, aunque suene extraño o raro tal vez, es un tiro certero. La confianza que nos tenemos es lo que le ha permitido hacer tracks arriesgados pero divertidos, como Fiebre y uno que viene en el nuevo disco.

Simpson: A mí me parece que esa conexión ha sido desde el día uno. De mi parte, en cuanto a las letras, creo que soy más maduro, pero no ha habido un cambio drástico. A lo mejor sí soy más cuidadoso, pero sigo escribiendo de mi familia, mis amigos, de lo que veo en la tele, en la calle o de las pláticas que tenemos.

Quizá sí había procurado una línea con los últimos sencillos y Te Juro es un cambiazo, pero ya había algo así como un antecedente con Manos de Anillo. Quiero creer que desde el principio he sido muy versátil; nos consideramos románticos y siempre es bueno sacar un tema así para calmar el ambiente.

Alan: Me acuerdo que con Manos de Anillo en particular, Simpson llegó con su productor de ese entonces, le explicó la situación y llegó con un sampleo y una visión de cómo quería sonar. Y eso habla bien de un MC, que no espere que el DJ llegue con el primer beat; en nuestro caso, él siempre trae algo armado sobre lo que me puedo montar. De repente todavía nos funciona eso de estar en el estudio rebotando ideas hasta dar con algo que suene bien y de ahí disparar el flow.

Simpson: Inclusive, hay pistas o bases que están en internet y escribo algo sobre ellas. Ya después les presento ese borrador y le damos un tratamiento.

Las últimas lecciones las han aprendido al compartir estudio con Tito Fuentes a quien ven soltando ideas sin saber a ciencia cierta qué lo va a inspirar, de dónde va a agarrar elementos sonoros y planteando las cosas de manera muy verbal hasta que se le une Milo y todo toma forma.

Esto les ha dejado como experiencia nunca dejar de soltar ideas en aras de que, si no sale algo a la primera o no queda lo que se espera, siempre puede salir algo rescatable para más adelante.

En una plática con La Banda Bastön meses atrás, coincidimos en que el hip hop está por tomar lugares que parecían corresponderle sólo al rock. ¿Están listos para ese siguiente paso?

Alan: ¡Sí!, desde nuestra participación en el Vive Latino, procuramos un show con una curva dramática y un discurso alrededor de nuestras pistas. Cuando presentamos Fiebre en Sala Corona, tratamos de hacer un concierto en toda la extensión de la palabra. Tocamos canciones que los fans creían poco probables y con la energía que recibimos esa noche nos demostramos a nosotros y al género que sí podemos. Dimos una de las mejores noches de hip hop que haya visto la ciudad, sin duda alguna.

El reto que nos propusimos desde entonces fue el de, eso que hicimos el año pasado, hacerlo en todos los escenarios en que nos presentemos.

Simpson: Nos ayudaron mucho las doce fechas que hicimos en el Circuito Indio y no tenemos ninguna duda de que esta próxima gira con Molotov nos va a volver más fuertes. Sobre todo, a llevar la creatividad escénica al límite, ser más expresivo con el cuerpo, echar mano de todo lo que tienes a tu disposición y no sólo de la voz y de la pista.

Algunas veces, parece que la crítica más fuerte viene de los propios fans cuando reciben de “su artista” algo a lo que no están acostumbrados o parece ser un salto experimental demasiado arriesgado. Simpson no ha estado exento de esta situación pues Fiebre levantó ámpula entre sus seguidores a causa de un beat cercano al reggaetón y en el Blunt de Guayaba, la forma de vestir de Jorge también les valió algunos comentarios negativos.

Alan: Es que a veces también se trata de provocar. Como te decía hace rato, nosotros sí estamos listos para llevar las cosas a un siguiente nivel en el que lo dejaron algunas grandes bandas como Control Machete, y el público también tiene que pasar por una especie de crecimiento. Queremos hacerles ver que nos estamos quitando de etiquetas y que el rap se puede acoplar a muchos ritmos diferentes, siempre siendo honestos.

Esta dupla nunca va a ser complaciente con nadie. Coinciden ambos en que en Simpson Ahuevo recaen varias escuelas del hip hop, desde Mc Hammer pasando por los Beastie Boys hasta el Wu-Tang Clan, así como algunos elementos que obtuvieron de Dr. Dre o Snoop Dog de la costa oeste. Inclusive están presentes algunas manifestaciones que nunca se pudieron asentar en nuestro país o no llegaron como es el caso de un sonido de Atlanta que está entre el crunk y el trap.

Ese hueco que dejaron los medios al no haber sabido abordar al hip hop a principios de la década pasada, les permiten jugar con sonidos de un rap que en Estados Unidos ya fue y en México pueden sonar frescos.

Sin embargo, no sienten ninguna nostalgia por lo que ya fue, tienen su atención puesta en lo que está sucediendo ahora y lo que va a provocar mañana.

Hace algunos meses, le abrieron el show a Molotov en el Palacio de los Deportes y no podíamos dejar de preguntarles sobre ese episodio en su carrera.

Simpson: La verdad es que cuando salimos al escenario se sentía cierta expectación en el aire, pero sí tengo la sensación de que logramos mover varias cabezas. Porque si hubieran querido bajarnos lo habrían logrado. Pero hubo respeto de ambas partes, aunque sí creo que más de uno pensó que ya habíamos valido madre: dos güeyes solos con overoles naranjas.

Alan: Nunca se pasó más allá de los gritos clásicos que se escuchan en cualquier concierto, porque cualquiera que se hubiera subido, la habría tenido difícil. A lo mejor no nos adoraron, pero nos dieron una gran lección de camaradería entre público y artista.

Simpson: Algo que recuerdo mucho es haber visto a Tito con su esposa y sus hijos, pararse frente a nosotros y tirarnos buena onda. Yo sentí muy chingón, como que nos dejaba en confianza con su público a la vez que nos decía: chínguenle.

Para Joyride

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