martes, 6 de febrero de 2018

A la conquista y en víspera del amor: Rhye en el Frontón México


Luego de unos días de inclemente frío, éste amainó el jueves para recibir de vuelta a Rhye, proyecto que encabeza Mike Milosh y quien se decidió por nuestro país para presentar su segunda producción de estudio, Blood. El factor que resultaba interesante en esta ocasión era el hecho de que no habíamos escuchado dicho material, salvo algunos adelantos para antojar.

De a poco, el olor a nuevo abandonó el lobby del Frontón México para ser reemplazado por las fragancias dulces de quienes salían de trabajar. Algunos se animaron a tomarse una foto y colgarla en una pared patrocinada por una app para encontrar pareja. En el escenario, un par de bandas probaban su suerte. Todos trataban de conquistar.

Se desmayaron las luces y entró en escena el grupo portando sombreros de mariachi, mientras que Mike se calzó un gabán con el escudo y los colores de México. Pronto, se deshicieron de la indumentaria y empezó a latir el beat de Taste. En compases de cuatro, los dedos brincaban sobre las cuerdas del violín y Milosh hacía ademanes con los brazos, dando instrucciones a su versión resumida de una orquesta.

Cuando la banda avanzaba sola, se dio la oportunidad de juguetear con los sonidos, yendo hasta el set de teclados para agregar alguna nota o subir alguno de los controles del sintetizador para hacer vibrar la canción. Los fans que estaban en los costados de la pista, bailando, trataban de abrirse paso para tener mejor vista, pero aquello no ocurrió.

Se notaba, por supuesto, el esfuerzo que habían puesto en los ensayos, pero eso no impidió que en ocasiones se viciara el sonido o algo pasara desapercibido por los micrófonos.

Apenas entró el violonchelo de Open, la gente vitoreó por escuchar una vieja conocida. De cuando en cuando, las luces de la sala brillaban descubriendo en la pista cuerpos acoplados en pares balanceándose al compás. En las gradas, no entraban del todo en el ambiente; mantenían una lucha constante con el reducido espacio entre las butacas y el ir y venir de los meseros.

En los puntos de mayor energía musical y escénica, Milosh tomó un par de baquetas y se sumó a las percusiones con un set de tambores a su lado o golpeteando rítmicamente en la estructura del bombo. Hizo una pausa y aseguró que elegir esta ciudad para iniciar este nuevo ciclo había sido una gran decisión y brindó en la víspera de la llegada del nuevo álbum.

Algunas personas -sobre todo en las gradas- no se esperaron al cierre y salieron con prisa, como para ser los primeros en dejar el estacionamiento o para alcanzar el último viaje del Metro. Los que se quedaron, al tener un poco más de espacio, decidieron dejarse de sí y bailar hasta las últimas notas.

Qué día de la semana sea es lo de menos. Mientras las noticias echan por tierra la ciudad, los jóvenes han de tomar cualquier espacio que se disponga. Con la dulzura de lo que acababan de escuchar a cuestas y en parejas salieron a la caza de la noche. Qué ganas de llevar la contraria.

Para 8106

No hay comentarios:

Publicar un comentario