La trayectoria de Bob Moses hasta
ahora parece de ensueño. Su disco debut, Days Gone By (2015) les valió ser
invitados a los principales festivales del mundo, además de haber ganado un
Grammy y visitar nuestro país en algunas ocasiones.
Es por ello por lo que, de cara a
su próximo concierto en el Auditorio Blackberry y con el nuevo álbum entre las
manos, platicamos con Tom Howie, integrante del grupo de música electrónica acerca
de la preparación que antecede a Battle Lines (2018).
¿Cuáles son las principales
diferencias en el proceso de grabación de su primer álbum y éste?
Grabamos con baterías en vivo por
primera vez. En nuestro disco anterior, teníamos algunas bases que nuestro
baterista había delineado para nosotros, pero esta vez nos acompañó durante
todo el proceso de producción. Eso nos brindó una buena idea de cómo va a sonar
el álbum cuando lo presentemos en los shows.
Además, trabajamos con un nuevo
productor, Tim Pagnotta. Cuando teníamos como un noventa por ciento del disco y
desde ese punto nos impulsó a hacer un trabajo más melódico. Cuando llegamos
con él, le pedimos que llevara mucho más allá lo que le estábamos presentando,
y sin ningún pudor nos dijo cuáles estaban bien y sólo necesitaban un retoque u
otras que precisaban arreglos más elaborados.
Lo bueno es que tuvimos tanto
tiempo como quisimos para terminar el disco. Armamos nuestro propio estudio en
L.A., que lucía bastante bien con todos los instrumentos que habíamos conseguido
para trabajar. Nos dimos tiempo suficiente para componerlo y en la producción
Tim se encargó de hacerlo un poco más musical.
Tom nos da la razón cuando le
planteamos que si hoy tienen entre las manos algo que pudieran considerar “el
paso siguiente” en su trayectoria pues, afirma con seriedad en la voz,
prestaron particular atención a las letras contenidas en los once temas que
conforman el trabajo. Además de que en la mezcla procuraron unir de forma
homogénea ambas partes, letra y música, para que no sonaran disociadas.
Nos tomó todo un año tenerlo
listo. Pero es chistoso porque no es sencillo reconocer cuándo comienzas
realmente, siempre vamos garabateando letras mientras estamos en el camino.
Todo el tiempo aparecen ideas para alguna canción y hemos aprendido a ser
precavidos y tener nuestras computadoras a la mano porque cuando estamos de
tour no dedicamos el tiempo que merecen a esas ideas. El año pasado dimos cerca
de 65 conciertos e íbamos y veníamos entre casa y escenario.
¿En qué aspectos se reconocen
como mejores artistas?
No siempre es sencillo reparar en
algo así porque no es algo de lo que seamos conscientes, pero comparado con el
disco anterior hay elementos que conservamos tal cual porque son distintivos en
nuestro sonido y otras que decidimos empujar en otras direcciones al retarnos a
nosotros mismos.
Pero estamos convencidos de que,
si haces lo que te gusta, si eso está en la música, nunca vas a preocuparte por
entender todo el panorama, ni a tratar de descifrar qué es lo que a la gente le
gusta porque es un terreno incierto. La tarea es interiorizar cuáles son los
aciertos cometidos y tirar de esa cuerda. También se trata de hacer lo que te
es natural.
Desde tu perspectiva, ¿qué tan
diferente resulta escuchar a Bob Moses en vivo y en el álbum?
Definitivamente en vivo la
energía que proyectamos aumenta, igual que la intensidad. Days Gone By era muy
tranquilo y en el show cambiaba completamente, al menos eso era lo que
sentíamos. Ahora hubo una concepción de cómo habría de ser en vivo y a partir
de ahí es que vamos a rescatar los elementos más oscuros. Vamos a contar con un
baterista y un bajista por lo que esperamos que sea mucho más musical y
dinámica la experiencia.
Al mismo tiempo estamos
procurando el orden de las canciones y el cómo se relacionan entre ellas, como
una selección para un DJ set, para que haya un flujo constante y que la
intensidad no se pierda en ningún momento.
A diferencia de algunos artistas
que tienen una preferencia mayor por presentarse en vivo como acto único, Bob
Moses disfruta tanto de los conciertos exclusivos de ellos como de los
festivales. De su lista han podido tachar Ultra, Tomorrowland, Bonaroo,
Coachella, y Lollapalooza y Tom asegura que siempre es refrescante rodearse de
gente con buena onda y creatividad de sobra, por lo que espera que este nuevo
ciclo les permita repetir y aumentar esa experiencia.
Leí que han tenido la oportunidad
de componer en Brooklyn, New York, London, Vancouver y Berlín. ¿Los lugares en
los que escriben marcan alguna diferencia en el resultado?
Es gracioso porque hicimos este
álbum en Los Ángeles y resulta curioso pensar en ello ahora porque sí,
definitivamente creo que el lugar en el que trabajamos deja una marca.
Compusimos partes en algunas de las ciudades que mencionas, y a veces llegamos
a ellas cuando el clima se antojaba más oscuro.
Cuando nos mudamos a Los Ángeles,
el reto fue conservar esa oscuridad o esa sensación de ausencia de brillo al
llegar a una ciudad tan conectada con la naturaleza y un clima siempre
resplandeciente. Pero también es cierto que esta forma de componer ya la
tenemos interiorizada y que si nos mudamos de ciudad ya no tenemos que
preocuparnos por cómo nos va a afectar, lo va a hacer, pero será un
procedimiento más sencillo.
Con todas esas buenas
experiencias, ¿las cosas han salido como esperabas cuando comenzaron con este
grupo?
No, las cosas nunca van como las
planeas o las sueñas. Creo que cuando sueñas con lograr algo o llegar a un
lugar, siempre resulta un acto como de ingenuidad porque el paso siguiente nunca
es seguro y por eso hay que tener cuidado con lo que se desea porque podrían
quedar áreas grises en esa petición.
Cuando empezamos nunca tuvimos en
mente ganar un Grammy, eso fue una sorpresa. Por supuesto que estoy feliz con
cómo han resultado las cosas hasta ahora porque hemos trabajado duro por
conseguirlas, porque a alguien le guste nuestro sencillo o que salga satisfecho
de nuestro concierto.
La próxima vez que Bob Moses
toque en nuestro país, habrá de ser en pleno festejo de Día de Muertos y aunque
la portada pudiera traer ideas acerca de la muerte y el camino para ir a ella o
regresar momentáneamente como dicta la tradición mexicana, Tom Howie afirma que
no tenía conocimiento de dicha festividad sino hasta que le contamos de ella.
Sin embargo, dice con franco
entusiasmo que le da gusto pensar que quienes asistan al auditorio a verlos
puedan hacerlo con el recuerdo de alguien querido en la mente y que la música,
la suya cuando menos, también puede servir para celebrar la vida.
México es una de mis ciudades
favoritas para tocar. Adoro, para empezar, cuán cálida es la gente y en
especial nuestros fans, que no se guardan nada cuando van a vernos. A eso se le
puede sumar que el país, sus paisajes son hermosos, que la comida es deliciosa.
Pero sí, de entre todas las multitudes ante las que me he podido parar, la mexicana es mi favorita, porque no hay momento en el que no se muevan o no festejen, concluye con ánimo nuestra charla.
Pero sí, de entre todas las multitudes ante las que me he podido parar, la mexicana es mi favorita, porque no hay momento en el que no se muevan o no festejen, concluye con ánimo nuestra charla.
Para Joyride
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